Se dijo de la canción de protesta tanto, como se dijo que siempre es viernes y que el palo más alto se astilló. Se dijo que todavía podemos decir “una vez más” y “menos mal que nos gusta lo peor”. Se dijo con los labios cuarteados y sucios. Se dijo en todos los idiomas. Se dijo tanto, y se dijo tan poco para tus oídos.
Últimamente, es tu cabeza, tu pecho, tus ojos los que aprietan tu día. Tus horas continúan igual de largas, el tedio es el cariz de estos veintiún años sobre unas huellas. Supongo que es por eso que bebes, sin importarte las consecuencias ni las habladurías por lo que te has convertido, así dicen -¿Dime qué ocultas en los espejos? No encuentro recuerdos. Ahora fumas, y a veces fumas otras cosas, y si fuera posible te fumarías la vida.
Se dijo que eres inteligente, y siempre eres el último en percatarte de ello. Se dijo que el mutismo es tu mejor arma, y que tu mirada quema. Se dijo que eres oscuro, apático, hipócrita. Se dijo que hay un lunes en cada corazón por el que desfilaste. Se dijo tanto, y muy mal dicho.
No me esperes en abril. No me busques en diciembre. La investigación suele ser infinita. No la busques en la tela que flota sobre las pistas. No te busques en palabras rebuscadas. Se dijo que podrías perderte buscando. No me esperes en abril, suelo llegar tarde.
1 comentarios:
Hay cosas que callan y explican lo que se dice, por un oído que tiene otro tan fugaz.
Hay cosas que necesitan de un peñisco, para dejar de ser cosas y ser lo que se dijo.
Hay cosas que son transversales...sin querer queriendo.