Tragicomedia

Hay ocasiones que te inflan la cabeza. Tú no aguantas. Tú regresaste a la agorafobia. Tú quieres apoyarte en el espacio más mullido del instante, y el más desvaído del palíndromo. La cabeza no te duele, se te ha inflado como un globo, y ya sabemos qué ocurre por el exceso de aire.

Te sientes enfermo, a pesar que entiendas que las sensaciones son estados pasajeros entre la sangre y el espíritu. Enfermaste en la hora que más te gusta. En el escalón “tal”.

Tú dijiste “aunque no lo quiera aceptar, ella se involucra en mi estado de ánimo”. Y él dijo algo que no escuchaste completo, pero sí captaste la idea. ¿Está en la punta el veneno o en toda su historia? Te inclinas a la derecha, no hay nadie, es bueno porque no puede ser malo.

Las escaleras no creen en los noventa grados, y no te sientes afiebrado. No crees en las sensaciones y te cansan los absolutos y a la fuerza, quieres cansarte de las compañías. En esos minutos, el silencio ya no es paz, es orgasmo. El resto, una mierda.

Quieres creer que dejaste de creer en ciertas personas, pero no puedes. Quieres que todo ingrese arbitrariamente, aunque no estés de acuerdo con el despotismo. No sé qué te pasa. Ya no te sientas enfrente de las ventanas para colorear tu reflejo, no escribes hace muchas palabras en las paredes, ni garabateas en tus manos, ni haces poesía preocupado por el verso. Quizá porque la cabeza se te ha inflado, o porque dos pulgares se infiltraron en tus sienes. Es la hora muerta, váyanse todos, especialmente tú, dices con la vena ladrando en la frente. Es de noche la idea, y de día el sicario.

“Perdóname, pero yo no puedo evitar ser como soy”, quizá era cierto ello que estoy aquí para hacer sufrir, aunque suene cómico hasta el llanto. No estás bien, ya no funciona la canción del mago, esperas que todo acabe –como si fuera fácil colocar un punto-. Timbran. No contestas. Pero recuerda que más tarde tienes que sonreír.

1 comentarios:

Rayén* dijo...

re lindo :)
tenés ideas muy originales, y este relato parece bien real... aunque quizás lo es.